La historia de Big Soul es sorprendente: un grupo que apenas está empezando a dar sus primeros conciertos en pequeños clubs de Los Ángeles y San Francisco se convierte, de la noche a la mañana, en doble disco de platino en Francia amparado por la todopoderosa multinacional Sony. Y simplemente gracias a que un DJ parisino que estaba de turismo por la Costa Oeste compró en un concierto su maqueta. En aquella grabación se recogían ya sus dos primeros grandes éxitos, "Le Brio" y, muy especialmente, "Hippy Hippy Shake", uno de esos singles perfectos por los que mucha gente sería capaz de matar y que sigue arrasando en las pistas de los mejores clubs del mundo.
La insistencia de aquel DJ hizo que los A&R de Sony Francia accedieran a escuchar el disco y, sorprendidos por el potencial de las canciones de los californianos, reaccionaron inmediatamente. Querían fichar al grupo al precio que fuera, y acertaron. El tiempo les dio la razón: Big Soul llegaron en febrero de 1996 al número 2 de las listas francesas y en tres meses convirtieron su trabajo en disco de oro, marca que superarían holgadamente en poco tiempo, convirtiéndose en el mejor nuevo artista de la multinacional en muchos años.
A partir de entonces, su trayectoria nunca se ha detenido. Tras ese primer disco de presentación -"Big Soul" (Sony, 1996)-, llegó "Love Crazy" (Sony, 1998), otra nueva demostración de la habilidad innata del trío californiano para combinar funk, soul, hip-hop y guitarras poderosas (a veces deudoras de Jimmy Page y otras herederas de los mejores bluesmen de Nueva Orleans) en canciones infecciosas y concebidas para bailar sin descanso.
El núcleo original de la banda, formado por el cantante y guitarrista Kelleth Chinn y la cantante y bajista Caroline Wampole se ha mantenido desde un principio, y tras la grabación del primer disco, ambos se lanzaron a la búsqueda sin cuartel de la persona adecuada para ocupar la vacante de batería. Ya en "Love Crazy" Deane Jenkins se hizo cargo de las baquetas y desde entonces no las ha soltado para deleite de los aficionados a los ritmos más arrolladores.
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