Verano fatal es el título del disco fruto de la unión entre Nacho Vegas y Christina Rosenvinge, dos cantautores a los que, a la luz de los hechos, hay más cosas que les unían que les separaban. Si bien esta era una idea con la que ambos fantaseaban desde hace años, ha sido a raíz de la propuesta para participar juntos en la edición de este año del festival itinerante Rockdelux Music Weekend, que Limbo Starr ha posibilitado que se materializara. Compuesto en Gijón, y grabado en un par de semanas trepidantes con la inmediatez que la situación exigía, el resultado son siete canciones que van desde el rock de riff y voz distorsionada hasta la balada acústica, interpretado por una banda en la que igual canta un intérprete masculino con voz femenina, que uno femenino con voz masculina; es decir, Nacho y Christina metidos en la piel del otro para conseguir meterse aún más en la suya propia. En sus propias palabras, "un duelo entre caballeros", cada uno con su escudero: Xel Pereda el de él -que además es el responsable de la grabación-, y Charlie Bautista el de ella; junto al habitual batería de Nacho, Manu Molina, y el bajista asturiano Luis Rodríguez. Las letras vuelan alto -no podía ser de otra manera-, y han sido sabiamente salpicadas de un sentido del humor lleno de autoreferencias y guiños a las carreras de ambos. Extractos de conversaciones privadas que hacen que el oyente se sienta como un observador privilegiado, y quede atrapado por el ambiente que desprenden estas postales de un Verano fatal, que desde aquí nos sentimos tremendamente orgullosos de editar.
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