ILEGALES (PRIMER ÁLBUM)
1977. En Inglaterra nace el punk y en España tienen lugar las primeras elecciones democráticas después de 40 años; los dos países viven realidades muy distintas, pero tienen en común una escena musical efervescente.
El punk y la New Wave llegaron a España ya sin apenas censura y sus mejores exponentes locales fueron Ilegales, nombre que se pusieron después de haberse llamado Madson y Los Metálicos. Hubo grupos punk, muy punk, pero no sabían tocar; hubo grupos nuevaoleros, muy modernos, pero tenían actitud de monjas. Ilegales, en cambio, lo tenían todo: eran al mismo tiempo los Sex Pistols, The Attractions y los primeros Police, todo a la vez y sin sonar como ninguno de ellos.
Situémonos mentalmente en 1982, con Tejero estrenando celda y el PSOE ganando sus primeras elecciones. La gira del año la protagoniza Miguel Ríos, que en Gijón tuvo unos teloneros cantando ante miles de progres “Heil Hitler!”, ¿se puede ser más punk? Sí. Poco después debutan en la mítica sala Rockola, el templo de “La movida madrileña”: Jorge Martínez sale al escenario sin disculparse por el retraso, aunque lo explica diciendo que en el camerino tuvieron que liarse a hostias y perdieron tiempo, pero que no tardarán tanto si vuelven de uno en uno después del concierto… Los parroquianos de la movida, acostumbrados a ver y oír “postales” no habían visto nada semejante, la verdad de Ilegales no dejó dudas y nadie se acercó al camerino como no fuera a compartir drogas o buscar sexo.
Arrasaron en Rockola después de haber ganado todos los concursos a los que se presentaron (y las peleas). Los conciertos sorprenden y es normal que las ofertas discográficas no falten. Así es como el grupo pasa por Arrebato (un pequeño sello asturiano que les publica un primer single con “Revuelta Juvenil en Mongolia” en la Cara A), La Sociedad Fonográfica Asturiana (a través de quien publican un LP compartido con otros grupos), Hi-Fi Electrónica (una independiente madrileña de fugaz existencia hasta reaparecer como Twins) y, finalmente, de vuelta a La Sociedad Fonográfica Asturiana, que llega a un acuerdo con la multinacional CBS-Epic para reeditar el mítico primer álbum, un disco que en breve lapso tuvo tres ediciones distintas… La edición que incluye esta Caja es la sexta que ha llegado al mercado, contando vinilo y CD, aunque enriquecida con un sonido esmeradamente mejorado y todos los temas que grabaron Ilegales antes de que se publicara este álbum, entre maquetas, singles, maxis y discos compartidos.
Brilla especialmente una pequeña joya, la buscadísima canción “Desesperados”, extraída de una sesión violentísima, en que el bajo hace peligrar por momentos los equipos más delicados del estudio… como se puede apreciar en la grabación final. De dicha sesión salió la grabación del primer single del grupo (“Revuelta juvenil en Mongolia”) y ya se daba por perdida definitivamente.
AGOTADOS DE ESPERAR EL FIN (SEGUNDO ÁLBUM)
Largos, cortos, alcohólicos, pasan los días, decía la contraportada del segundo álbum... Días largos y cortos que no detienen su ritmo frenético más que para grabar nuevas canciones y para el funeral de Iñigo, que es reemplazado al bajo por Willy Vijande, un tipo intenso, con una planta inigualable para compartir la frontal del escenario con Jorge Martínez.
Las nuevas canciones están entre los mayores éxitos de la historia ilegal, donde temas como “Soy un macarra”, “Odio los pasodobles”, “El piloto” y “Destruye” ocupan un lugar preferente y se suceden, una tras otra, en las listas radiofónicas de todo el mundo hispano parlante. Empieza aquí la relación idílica del grupo con el público sudamericano,
Los conciertos también se suceden sin interrupción para un grupo refractario a modas, sin canciones tontas para el verano y proscrito en los shows horteras de sábado noche; pero sin hacer concesiones a la galería ni a los mercachifles de la música, todo el mundo quiere verlo en directo. En esas condiciones, el manager de Ilegales se encuentra el trabajo hecho cuando entra cada día en su oficina: en lugar de negociar o esperar a que se les contrate para actuar, ellos eligen donde quieren ir y alquilan el pabellón, la plaza de toros, o el recinto más grande del lugar, que se llena irremediablemente, pues nunca faltan varios miles de personas dispuestas a pagar una entrada para ver a Ilegales.
Este segundo disco, grabado bajo los auspicios de una gran discográfica, se produce en Madrid y, aunque las canciones están entre lo mejor de toda la obra ilegal, lo cierto es que la producción no alcanza los niveles del anterior, con lo que el regreso a los míticos estudios EOLO está garantizado para el siguiente…
Por cierto, que en esos mismos estudios EOLO grababa en esos tiempos un grupo llamado Tratamiento Anticaspa, protegido y patrocinado por Jorge Martínez, cuyo rubio cantante acabaría formando parte de la alineación de Ilegales unos años después: Rafa Kas (más conocido como Rafa Nenuco).
TODOS ESTÁN MUERTOS (TERCER ÁLBUM)
Año 1985, un grupo de rock ensaya ruidosamente junto a unos establos y las vacas dejan de dar leche; la denuncia por ruido no se hace esperar y los Ilegales tienen que buscarse otro local de ensayo. La pérdida no fue grave, porque gracias a la mudanza forzada y a la higiene de las esposas de los denunciantes, hoy existe “Hacer mucho ruido”, uno de los hits autobiográficos más celebrados del universo ilegal.
Esa es una de tantas historias verídicas de “Todos están muertos” y no es la única. Los coletazos de la reconversión industrial están retratados en los días lluviosos de “El norte está lleno de frío”, cuando siempre había detenidos; la delincuencia floreciente del momento está personificada en el hermanito macarra, que atraca bancos en Gijón y pasa de sermones, en “Bestia, Bestia”… Y hasta aparece un pequeño homenaje a Alberto Turulla en “Ella saltó por la ventana”, quien murió electrocutado por no dejar de tocar cuando caía la lluvia en el escenario. Todo el disco conforma un fotograma musical que atrapa historias vividas, sin caer en pretensiones de cantautor y sin perder la frescura de un grupo punk-rock en plena forma.
Salvo el pequeño toque jazz de humor surrealista en “Está fascinada” y la crónica de la vida grisácea en el mundo soviético de “Enamorados de Varsovia”, todo el álbum es una colección de urgentes píldoras, entre el punk y la new wave más guitarrera, que se resuelve en apenas media hora. Sin embargo, la sesión de grabación original había sido más larga y cuatro canciones se quedaron fuera de la selección a publicar, canciones “disidentes” por diversas razones, que ni siquiera habían llegado a terminarse en el estudio...
El epílogo de “Todos están muertos” llega en el verano de 2009, cuando aparecieron las viejas cintas de la grabación de 1985 y, entre las canciones publicadas en su momento, se encontraron las bases de batería, bajo y guitarra de cuatro canciones olvidadas a medio grabar... Hubo que meter las viejas cintas de magnetofón en un horno, para que el calor les devolviera parte de su elasticidad original y poder escucharlas. Con cada pase de las cintas, los sonidos de la grabación se fueron quedando “pegados” en los magnetoscopios, junto a las vetustas emulsiones que se iban autodestruyendo con cada pase, pero se pudo digitalizar la información y terminar los temas con voces y guitarras de hoy día, permitiendo que estos cuatro nuevos-viejos temas vean ahora la luz por primera vez con los títulos de “Nabo”, “El anticristo”, “Western” y “Melmoth”.
CHICOS PÁLIDOS PARA LA MÁQUINA (CUARTO ÁLBUM)
Madrid, 1988. La sala está abarrotada y hay mucha expectación, porque ha habido muchos rumores después del cambio de discográfica de Ilegales; el doble disco en directo que se publicó un año antes, suponía el cierre de una etapa y se sabe que en esta presentación se desvelarán grandes cambios…
El grupo salta a escena con la ovación habitual y con la primera sorpresa: en vez del trío habitual, salen a escena cinco músicos y, entre ellos, tres caras nuevas.
El concierto se abre con “Ángel exterminador”, el sonido es perfecto y la sorpresa mayúscula, porque nadie se imaginaba que los artífices de “Problema sexual” llegarían a incluir saxos y teclados en sus canciones. Estos cambios son temibles, especialmente porque muchos grupos contemporáneos edulcoraron su sonido después de haber alcanzado el éxito, con lo que en vez de limitarse a ampliar audiencias, se acercaron más a orquestas de verbena que a verdaderos grupos de rock, pero esto es distinto…
“El mundo es basura, pero me gusta estar vivo” no es lo que se dice un alarde de corrección política, ellos siguen siendo los mismos; pero suenan bien distintos… Termina la canción y el silencio resulta estruendoso… Desde el escenario se ven caras estupefactas… Cuando termina el efecto de la sorpresa, la ovación estalla por fin.
“Chicos pálidos para la máquina” fue el disco de la reinvención. El disco en directo del año anterior fue en cierto modo una despedida, porque la fórmula de trío ya había dado de sí todo cuanto podía ofrecer. David Alonso, batería en los tres anteriores, deja las baquetas a Alfonso Lantero, que se incorpora junto a Juan Flores (saxo) y Tolo de la Fuente (teclados). Pero el grupo era más grande que nunca, no sólo por la cantidad de músicos, sino en fama, así que ante la terminación del pacto con CBS, había nada menos que dos grandes multinacionales detrás de Ilegales.
Finalmente fue EMI-Hipavox quien se llevó el gato al agua, con un suculento contrato por tres álbumes, pero la anécdota es que la otra compañía en discordia, BMG-Ariola, acabó apostando por la opción musical contraria, la más amable y blandengue: Mecano…
¿Es posible que de haber sido al revés hubiéramos llegado a ver un musical de Ilegales en la Gran Vía madrileña? Probablemente no, pero seguramente habría cambiado el destino del rock hecho en España, si un grupo como Ilegales hubiera copado las radiofórmulas como lo hicieron los Cano.
La primera edición del álbum, en vinilo, contiene dos canciones menos de las que aparecieron en CD, aunque se podían conseguir en single 7” al adquirir el disco en las ya difuntas tiendas Discoplay. Las canciones, por supuesto, no faltan en nuestra completísima colección; se trata de “Acabaremos mal” y “Con la niebla”.
TODO ESTÁ PERMITIDO (QUINTO ÁLBUM)
Cuando salió al mercado “A la luz o la sombra todo está permitido”, en 1990, aún era época de vinilos; pero el disco no tenía un sonido distinto en cada cara, como en el álbum anterior, donde las canciones se agrupaban por “blandas” y “duras” en cada lado del LP. Ahora todo está mezclado y bien mezclado, pues el quinteto es una máquina bien engrasada, a pesar del nuevo cambio de bajista y de batería (Rafa Kas sustituye a Willy Vijande y Jaime Belaústegui entra en lugar de Alfonso Lantero); junto con esas nuevas bases rítmicas, contundentes como nunca, el teclado y el saxo se integran totalmente, abriéndose a una mayor presencia de sonidos clásicos, como el blues (sin joder la música a los negros).
Es una época de vino y rosas para el grupo; la publicación del disco anterior coincidió con las primeras giras internacionales de Ilegales, desde Ecuador a Berlín, pasando por Puerto Rico y París… Pero el ritmo de trabajo y la ilegalidad pasan su factura, así que hay un desfile constante de músicos en la alineación de la banda, hasta el punto de que un bajista pasa por el grupo sin tiempo para participar en ninguna grabación (Alejandro Felgueroso).
El estrellato mezclado con ilegalidad, dio lugar a algunos momentos surrealistas, como el que provocó en cierta famosa presentadora, que se negó a introducir al grupo en el plató después de que los músicos le mostrasen sus traseros y alguna que otra polla (se dice el pecado, no el pecador…), en protesta por no dejarles manosear tranquilamente a las bailarinas del coro… ¿A quién se le ocurre llevar a los Ilegales a un programa de TV con coristas ligeras de ropa? Al menos después de eso, a nadie.
REGRESO AL SEXO QUÍMICAMENTE PURO (SEXTO ÁLBUM)
El sexto disco en estudio de Ilegales es probablemente uno de los que más se merece una revisión, puesto que la discográfica hizo poco más que limitarse a publicarlo, allá por 1992. Quizá no se atrevían a llevarles a hacer entrevistas, por si intentaban aventuras rápidas y sin demasiada conversación con las azafatas, pero quedará en el aire la duda sobre los verdaderos motivos...
Cuestiones promocionales aparte, los nuevos vientos “indies” que soplaban en la escena musical española de los primeros 90, han desplazado el foco hacia nuevas bandas, que acaparan el espacio mediático en detrimento no sólo de Ilegales, sino de la mayoría de los grandes grupos de la década anterior.
Lo cierto es que el nuevo álbum pasó más desapercibido de lo que merecía su calidad y, sin embargo, algunas de las canciones están entre lo mejor de esta etapa del grupo.
El mal momento contribuye a provocar el enésimo cambio de bajista; esta vez Alejandro Blanco reemplaza a un fugazmente regresado Willy Vijande.
EL CORAZÓN ES UN ANIMAL EXTRAÑO (SÉPTIMO ÁLBUM)
Ilegales regresan a la independencia de sus primeros tiempos en 1995, esta vez de la mano del sello madrileño Avispa, avezado en publicar los sonidos más duros del lugar. No es el único cambio.
Según algunos, “El corazón es un animal extraño” es el álbum más oscuro del grupo; lo que es indudable es que revela aristas musicales nunca vistas en los anteriores trabajos y se acerca al rock progresivo, el funk, al soul, a la fusión y al jazz, algo que si no le vale de por sí el calificativo de oscuro, al menos sí le garantiza el de ser el más distinto de toda la trayectoria ilegal.
El tercer cambio es la reconversión en cuarteto, al haber prescindido de los teclados, y el cuarto es la inclusión en el álbum de la versión “El loco soy yo” (original de Los Bravos), algo nunca visto hasta la fecha… Son cambios que reflejan la necesidad de movimiento en un momento complicado para la existencia del grupo, que continúa la travesía del desierto iniciada con la publicación del álbum anterior.
EL APÓSTOL DE LA LUJURIA (OCTAVO ÁLBUM)
En 1998 siguen los cambios a la vez que aparece el octavo trabajo en estudio de Ilegales, titulado “El apóstol de la lujuria”. En primer lugar, se hace cargo de la batería Rubén Mol, que reemplaza temporalmente a Jaime Belaústegui, y en segundo lugar, el grupo retorna al rock más directo y potente de sus primeros tiempos.
Las horas bajas tocan a su fin, pero en el momento de la publicación del álbum no se ve el menor síntoma alentador; la triste realidad es que los medios de comunicación españoles prestan atención a otros sonidos y la moral del grupo toca fondo. Por un momento, a pesar de que este disco revela que la genialidad ilegal sigue viva, parece que el grupo va a desaparecer y Jorge Martínez se dedica más a polemista televisivo que a su música.
Sin embargo, temas como “He regresado” o “He decidido comportarme” son verdaderas declaraciones de intenciones, que responden al estímulo que llega desde América, donde el grupo convoca más público que nunca en Colombia, Ecuador, Chile y México, así que son los fans americanos quienes logran mantener viva a la banda, a pesar de la desatención que sufre en España…
Poco a poco se forja la idea de grabar un nuevo directo, el segundo en la carrera del grupo, recogiendo las canciones míticas de toda la carrera de la banda e invitando a la multitud de músicos que pasaron alguna vez por la formación de Ilegales. Así es como surgió en 2002 “El día que cumplimos 20 años” y sus múltiples reediciones, que devolvieron a Ilegales a la cresta de la ola; el nuevo disco en directo es un nuevo punto de inflexión, como lo había sido el directo que publicaron en 1987, antes de experimentar su primer gran cambio.
SI LA MUERTE ME MIRA DE FRENTE,ME PONGO DE LAO (NOVENO ÁLBUM)
Después de un retorno triunfal a los escenarios, pateándose toda España y gran parte de América con el reclamo de los grandes éxitos que reaparecían y revivían en su disco en directo, Ilegales regresan también al estudio de grabación para registrar “Si la muerte me mira de frente, me pongo de lao”.
Se nota que el grupo llevaba cinco años sin grabar nuevas canciones, algo inusitado en un artista de una carrera tan larga, que usualmente publica un disco cada año o cada dos años, pero éste no es el caso de Ilegales… El largo silencio dio tiempo a una larga gestación de las canciones, que han pasado por un filtro exhaustivo y son tan redondas cuando llegan al estudio, que el resultado sorprende positivamente a propios y extraños. La variedad es una de las principales armas del álbum, tan rico en mensajes como registros, desde el twist en “Como lo haces tú”, hasta el rock duro en “Vuelven los problemas”, pasando por los acertados tiempos medios marca-de-la-casa de “Chica del Este”, la balada en “Libérate”, o la adaptación ilegal de un rock de Leiber&Stoller en “Motín en la prisión”.
Seguros de su disco, dan un paso novedoso, o más bien precursor, al fundar su propia discográfica, La Casa del Misterio, augurando que se acerca una hecatombe en el mundo de la música, que llevará a todos los grupos a seguir sus pasos y prescindir de discográficas … Ciertamente profético, brillante y, sin duda, oportuno, porque el disco alcanza puestos relevantes en las discos más vendidos del país nada más ponerse a la venta y así es como Ilegales se convierten en uno de los pocos grupos que es beneficiario principal de su propio trabajo.
El disco viene acompañado de una exhaustiva gira que recorre España de arriba abajo, con afluencias que recuerdan por momentos los grandes éxitos de veinte años antes; pero sobre todo, mantienen la hegemonía en América, recorriendo EE.UU., México, Colombia y Ecuador ante las mayores audiencias de la historia ilegal.
El descanso después de este último gran baile, hace resucitar la ilusión por un viejo proyecto de Jorge Martínez: su carrera en solitario junto a Los Magníficos, un nuevo grupo que se aleja estilísticamente de la urgencia punk-rock de Ilegales y va a requerir especial concentración, alejándose de su banda de siempre.
Ilegales entran por última vez en el estudio en el verano de 2009, en esta ocasión para grabar cinco nuevas canciones. Todas ellas aparecerán en la colección de la discografía del grupo, junto a otras cinco inéditas y tres más extraídas de una maqueta de Los Metálicos, rescatadas de la noche de los tiempos y de las voraces estanterías de la casa más desordenada del mundo.
Estas palabras son escritas en octubre de 2009 para acompañar en forma de libro a “126 canciones Ilegales”. En este instante, Ilegales pone un punto y aparte en su carrera. Se escribirá un nuevo párrafo en forma de gira de despedida a lo largo de 2010, pero no se sabe qué ocurrirá después, porque empieza un nuevo capítulo: Jorge Ilegal y Los Magníficos, pero como decía Kipling, eso es otra historia.
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