Quién más, quién menos, ha jugado alguna vez a una máquina de un bar, una videoconsola o un ordenador.
Juegos como Tetris, Pacman o Arkanoid pasarán a la historia como grandes videojuegos. Todos ellos sencillos, efectivos, muy meditados y a pesar de su accesibilidad, siempre hacían pensar al jugador... Con estas mismas coordenadas llega la banda Arkanoid, desde Castellón.
Tras un primer álbum, -Polyester- (Cydonia, 2003), en el que se presentaban con unas canciones íntimas y tímidas a la vez que preciosas. Ritmos pausados unidos a melodías vocales muy trabajadas, y con una voz única y reconocible.
Una colección de canciones que servían para poner a Arkanoid dentro de las promesas más inmediatas del panorama estatal.
Un año más tarde reaparecían en el mercado discográfico con dos canciones grabadas antes de su disco -Polyester- para formar parte del -Andale, Arindelle, dale- (Arindelle, 2004), un split entre 5 grupo…
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Quién más, quién menos, ha jugado alguna vez a una máquina de un bar, una videoconsola o un ordenador.
Juegos como Tetris, Pacman o Arkanoid pasarán a la historia como grandes videojuegos. Todos ellos sencillos, efectivos, muy meditados y a pesar de su accesibilidad, siempre hacían pensar al jugador... Con estas mismas coordenadas llega la banda Arkanoid, desde Castellón.
Tras un primer álbum, -Polyester- (Cydonia, 2003), en el que se presentaban con unas canciones íntimas y tímidas a la vez que preciosas. Ritmos pausados unidos a melodías vocales muy trabajadas, y con una voz única y reconocible.
Una colección de canciones que servían para poner a Arkanoid dentro de las promesas más inmediatas del panorama estatal.
Un año más tarde reaparecían en el mercado discográfico con dos canciones grabadas antes de su disco -Polyester- para formar parte del -Andale, Arindelle, dale- (Arindelle, 2004), un split entre 5 grupos nacionales, contando con dos canciones inéditas de Delorean, Zeidun, Templeton, César y los mencionados Arkanoid.
Este split hizo la función de hacer la espera más corta para su segundo disco.
Ya en el 2005, la banda se concentra en dar forma a sus nuevas canciones que formarán su segundo disco.
Muchos meses de trabajo duro y múltiples ensayos que se ven recompensados con el resultado final, un flamante segundo disco, titulado -Get Yourself Influenced- (Underhill, 2005).
11 nuevas canciones que, como indica el título del disco, parten de si mismos, autoinfluenciándose. En -Polyester-, las comparaciones con los Engine Down más melosos, con los desaparecidos Far o incluso Sunny Day Real Estate o Radiohead fueron más que frecuentes, pero ya en este disco, han sabido dejar atrás esas influencias para ponerse a ellos mismos como punto de partida.
Y eso ha hecho que tuvieran esas canciones listas y hayan decidido darles una vuelta de tuerca para redondearlas aún más, dotándolas de mayor fuerza, más frescura y una inmediatez envidiable.
Con unas canciones así, la producción del álbum debía estar a la altura, y el reputado productor Hans Krüger fue el encargado de conseguirlo, consolidado ya tras haber trabajado en los últimos trabajos de Delorean, Half Foot Outside o Zeidun entre muchos otros.
El grupo se trasladó a Montreal Studios y allí se les dio forma, formando un disco homogeneo pero con muchas intensidades, que hacen que este disco esté pensado para escucharlo de principio a fin.
A esto habría que sumarle unas colaboraciones de lo más llamativas y dispares. Por un lado, la de Pablo Errea, de Australian Blonde y Edwin Moses, encargándose de la versión acústica del tema -Puzzle-. Por otro lado, Edgar Beltri, de Maple y Happy Meals entre otros, pone unas guitarras al tema -lighthouse- y Hans Krüger mete teclados y sintetizadores en varios de los cortes del disco.
La guinda la pone un extravagante diseño, del que se encarga Alfonso Segura, quien ya ha trabajado para Moksha o John Palmoore y que vuelve a bordar su trabajo.
La música de Arkanoid se internacionaliza gracias a la edición de -Get Yourself Influenced- en México por el sello Victim Records.
La piedra está lanzada, y al contrario del refrán, no escondemos la mano, si no que la dejamos alzada, orgullosos y sabedores de un trabajo bien hecho.
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