El libro repasa fotográficamente experiencias del movimiento punk en Cuba desde el humanismo y la primera persona; una escena tan desconocida en la isla como fuera de ella.
Josu Trueba Leiva es un fotógrafo vasco, fajado en el foto-reportaje y la imagen documental, al que el destino le reservó una especial noche de borrachera en La Habana que cambiaría su relación con Cuba. Su historia empieza un 19 de diciembre de 2008, doce días antes del 50 aniversario del triunfo de la revolución; allí estaba, en casa de Diony Arce, cantante de “Zeus”, la legendaria banda de metal cubano con más de veinte años de historia. Ese mismo día, Josu descubrió que existía punk en la isla. Dioni puso en sus manos un Cd de “Eskoria” -Acere, lo que tú viniste a buscar es esto. Toma, agárralo.
Es el principio de un proyecto que se ha alargado durante más de tres años para poder ver la luz.
La publicación, titulada “AL SON DEL PUNK”; se compone del trabajo documental de Josu…
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El libro repasa fotográficamente experiencias del movimiento punk en Cuba desde el humanismo y la primera persona; una escena tan desconocida en la isla como fuera de ella.
Josu Trueba Leiva es un fotógrafo vasco, fajado en el foto-reportaje y la imagen documental, al que el destino le reservó una especial noche de borrachera en La Habana que cambiaría su relación con Cuba. Su historia empieza un 19 de diciembre de 2008, doce días antes del 50 aniversario del triunfo de la revolución; allí estaba, en casa de Diony Arce, cantante de “Zeus”, la legendaria banda de metal cubano con más de veinte años de historia. Ese mismo día, Josu descubrió que existía punk en la isla. Dioni puso en sus manos un Cd de “Eskoria” -Acere, lo que tú viniste a buscar es esto. Toma, agárralo.
Es el principio de un proyecto que se ha alargado durante más de tres años para poder ver la luz.
La publicación, titulada “AL SON DEL PUNK”; se compone del trabajo documental de Josu Trueba, quien propone instantáneas que captan a la perfección la cotidianidad e intimidad de la vida diaria junto a la explosión enérgica de ensayos y conciertos. Retazos de un modo de vida que poco tiene que ver con la imagen típica de Cuba pero que comparte, a su manera, sus calles y rutinas.
Además, al libro se le suman imágenes del taller de fotografía participativa “¡KUIDADO KE MUERDEN!” impulsado por el colectivo barcelonés RUIDO PHOTO; que facilitó cámaras digitales a los propios punks cubanos para que fueran ellos mismos quienes se encargaran de fotografiar su propio contexto. Diez de ellos aprendieron a usar la cámara digital para presentarnos un pedacito de su realidad. La sinceridad y proximidad de las imágenes avalan el resultado. Además, la experiencia del taller se grabó en video que, en formato DVD, acompaña a la publicación.
La escasez de recursos hizo que el debut del punk en Cuba se retrasara hasta primeros de los 90. En 1991, surgió la primera hornada: “Rotura”, “Futuro Muerto” y “Detenidos”; que abrieron el camino a otras como: “VIH”, “Eskoria”, “Arrabio”, “Limalla”, “Gatillo”, “Akupunktura”, “Chispaitren” o “Albatros”.
Hoy, el movimiento mantiene parte de sus raíces. Aquellos músicos crecieron y continúan con sus actividades cotidianas. El Urraka es mecánico y hace de padre con su hermano Takechi, Markitos cogió la máquina de tatuar y creó una familia, Didie trabaja en la construcción y junto a Yadira tiene dos hijos, Anays es abogada y Ernesto informático. Las nuevas generaciones no han dejado morir al movimiento. Estudiantes o artistas plásticos son los que forman la escena punk actual.
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