El pop de la primera década de nuestro siglo nunca habría sido el mismo sin el impacto de Kings Of Convenience Desde Noruega, Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe han redefinido el género desde la quietud y el sosiego, creando piezas de cálida armonía que les confirman como dignos sucesores de artesanos de la canción de la talla de Simon & Garfunkel. La edición en 2001 de "Quiet is The New Loud" (Astralwerks, 2001) supuso, ya desde el título del álbum, en toda una pequeña revolución silenciosa, armada con clásicos contemporáneos como "Winning a Battle, Losing the War”. Deliciosas miniaturas de melodía que les ganaron un puesto de honor en el pop del nuevo siglo, y que vieron su traducción al lenguaje electrónico en “Versus”, un disco de remezclas en el que sus canciones eran remezcladas por Four Tet, Ladytron, Riton o Röyksopp, en el ya célebre remix de "I Don´t Know What I Can Save You From".
Su segundo paso llegaría con "Riot on an Empty Street" (Astralwerks, 2004), en el que sus composiciones se vieron enriquecidas por la colaboración de la canadiense Leslie Feist, parte entonces del grupo-colectivo Broken Social Scene y que pronto comenzaría una exitosa carrera en solitario, Un trabajo que les asentaba como una de las propuestas más exquisitas de nuestros días y que es, hasta el momento, el último tratado de un libro de estilo inmaculado. Tras un parón en el que Erlend Øye puso en marcha su grupo paralelo The Whitest Boy Alive, el dúo ha vuelto recientemente al estudio para completar un esperadísimo tercer disco. El tercer álbum de Kings of Convenience, “Declaration of Dependence”, es un disco maravilloso por varias razones. Por ejemplo, Eirik Bøe se siente igual de cómodo cuando habla de las “ideas serias” que contiene este disco que cuando se ríe de sus momentos de “bossa para intelectuales” mientras que su compañero Erlend Øye se muestra emocionado por haber hecho “el disco de pop más rítmico jamás hecho sin percusiones ni batería”. También porque no hay nadie que haga discos como ellos. “Cuando e…
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El pop de la primera década de nuestro siglo nunca habría sido el mismo sin el impacto de Kings Of Convenience Desde Noruega, Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe han redefinido el género desde la quietud y el sosiego, creando piezas de cálida armonía que les confirman como dignos sucesores de artesanos de la canción de la talla de Simon & Garfunkel. La edición en 2001 de "Quiet is The New Loud" (Astralwerks, 2001) supuso, ya desde el título del álbum, en toda una pequeña revolución silenciosa, armada con clásicos contemporáneos como "Winning a Battle, Losing the War”. Deliciosas miniaturas de melodía que les ganaron un puesto de honor en el pop del nuevo siglo, y que vieron su traducción al lenguaje electrónico en “Versus”, un disco de remezclas en el que sus canciones eran remezcladas por Four Tet, Ladytron, Riton o Röyksopp, en el ya célebre remix de "I Don´t Know What I Can Save You From".
Su segundo paso llegaría con "Riot on an Empty Street" (Astralwerks, 2004), en el que sus composiciones se vieron enriquecidas por la colaboración de la canadiense Leslie Feist, parte entonces del grupo-colectivo Broken Social Scene y que pronto comenzaría una exitosa carrera en solitario, Un trabajo que les asentaba como una de las propuestas más exquisitas de nuestros días y que es, hasta el momento, el último tratado de un libro de estilo inmaculado. Tras un parón en el que Erlend Øye puso en marcha su grupo paralelo The Whitest Boy Alive, el dúo ha vuelto recientemente al estudio para completar un esperadísimo tercer disco. El tercer álbum de Kings of Convenience, “Declaration of Dependence”, es un disco maravilloso por varias razones. Por ejemplo, Eirik Bøe se siente igual de cómodo cuando habla de las “ideas serias” que contiene este disco que cuando se ríe de sus momentos de “bossa para intelectuales” mientras que su compañero Erlend Øye se muestra emocionado por haber hecho “el disco de pop más rítmico jamás hecho sin percusiones ni batería”. También porque no hay nadie que haga discos como ellos. “Cuando empezamos teníamos miedo de parecernos a otros artistas”, dice Erlend. “Pero ahora nos sentimos bastante solos”. Pero lo más sorprendente del disco es lo poderosamente que te recuerda que hacer música no es un juego, no es algo que se deba tomar a la ligera. Este disco es parte de una imagen más amplia, una larga relación de amistad que ha tenido buenas y malas épocas.
Ser capaz de hacer música hace que emocionalmente estés más abierto y listo para no andarse con rodeos. Tienes que desarrollar la habilidad de ser brutalmente honesto sobre tus propias ideas. “Declaration of Dependence” nos muestra cómo Kings of Convenience –una pareja de personas muy distintas, pero con un una clara idea de cómo llevar a cabo sus ideas en común- aprovechan el poder que consiguen cuando están juntos. Y, aún más, los muestra admitiendo cuanto se necesitan el uno al otro para hacer la música que quieren hacer, algo que, sinceramente, no sucede muy a menudo en el mundo del pop.
“Somos opuestos en muchos sentidos”, cuenta Eirik. “Hay muchos conflictos, muchos intereses distintos, pero hemos discutido tanto durante los últimos años que ahora ya sabemos como tratarnos mutuamente”.
Tan bonito como se podía esperar, y con canciones tan conseguidas como “Second to Numb”, “Rule My World” y “24-25”, “Declaration of Dependence” también marca el principio de una nueva época para el dúo. El disco empezó a tomar forma en febrero de 2007, cuando se encontraron en la misma playa de México que se muestra en la portada del disco. El dúo se reunió para dar un concierto un mes más tarde, en la que fue< su primera actuación después de más de dos años. Ambos tenían la sensación de que había que hacer otro disco. “Realmente”, dice Eirik, “no había otra opción”.
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