Pocos guitarristas muestran tanta compostura y destreza sobre un escenario como Marc Ford, y seguramente fue esto lo que llamó la atención de Chris Robinson cuando su grupo Burning Tree abrió para Black Crowes en 1990. Ford y The Black Crowes giraron por todo el mundo y vendieron millones de discos, siendo seguramente el grupo de rock'n'roll más potente y relevante de las últimas 2 décadas, con clásicos como The Southern Harmony and Musical Companion, Amorica, o Three Snakes and One Charm. Marc Ford es considerado como el catalizador del éxito de los Black Crowes en la escena de jambands de mitad de los 90, que les profesa auténtica devoción.Pero inevitablemente, el estrellato dio paso a problemas internos durante sus últimos dos años en el grupo, así que tras 6 años en la banda, la ruptura parecía irrevocable.
En 2000 Ford formó Blue Floyd con el tristemente fallecido Allen Woody de Gov’t Mule. “En el 96 los Black Crowes hicimos una gira con Gov’t Mule, y Woody y yo nos hicimos muy colegas. Siempre quería tocar la guitarra conmigo, así que cogimos un puñado de canciones de Pink Floyd y las pusimos en un contexto blues. Esa fue la razón principal para montar ese grupo”. Este proyecto, que empezó como una excusa para hacer jams, pronto se convirtió en algo más serio con la inclusión del batería Matt Abts, el teclista Johnny Neel y el bajista Berry Oakley Jr. Los conciertos de Blue Floyd eran espontáneos, épicos y psicodélicos, arrasando con conciertos de más de 3 de horas. La muerte de Allen Woody supuso el fin de Blue Floyd. “Era un grupo de versiones” admite Ford “pero acabó siendo un grupo muy potente, Allen Woody era un tio genial”.
Después de abandonar The Black Crowes, Ford escribió las canciones que acabarían convirtiéndose en su primer álbum en solitario en 2002, It’s About Time, un disco elaborado, que mostraba al mundo la profundidad y diversidad de un cantautor orgánico en el que brilla la influencia de pioneros del country-rock como Neil Young y The Band. En el disco hay muchos amigos de Ford como Allen Woody y Matt Abts de Gov’t Mule, Gary Louris de los Jayhawks, el guitarrista de Lenny Kravitz, Craig Ross y Ben Harper entre otros. Marc Ford acabó siendo el guitarra solista de la banda de Harper, los Innocent Criminals, para su…
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Pocos guitarristas muestran tanta compostura y destreza sobre un escenario como Marc Ford, y seguramente fue esto lo que llamó la atención de Chris Robinson cuando su grupo Burning Tree abrió para Black Crowes en 1990. Ford y The Black Crowes giraron por todo el mundo y vendieron millones de discos, siendo seguramente el grupo de rock'n'roll más potente y relevante de las últimas 2 décadas, con clásicos como The Southern Harmony and Musical Companion, Amorica, o Three Snakes and One Charm. Marc Ford es considerado como el catalizador del éxito de los Black Crowes en la escena de jambands de mitad de los 90, que les profesa auténtica devoción.Pero inevitablemente, el estrellato dio paso a problemas internos durante sus últimos dos años en el grupo, así que tras 6 años en la banda, la ruptura parecía irrevocable.
En 2000 Ford formó Blue Floyd con el tristemente fallecido Allen Woody de Gov’t Mule. “En el 96 los Black Crowes hicimos una gira con Gov’t Mule, y Woody y yo nos hicimos muy colegas. Siempre quería tocar la guitarra conmigo, así que cogimos un puñado de canciones de Pink Floyd y las pusimos en un contexto blues. Esa fue la razón principal para montar ese grupo”. Este proyecto, que empezó como una excusa para hacer jams, pronto se convirtió en algo más serio con la inclusión del batería Matt Abts, el teclista Johnny Neel y el bajista Berry Oakley Jr. Los conciertos de Blue Floyd eran espontáneos, épicos y psicodélicos, arrasando con conciertos de más de 3 de horas. La muerte de Allen Woody supuso el fin de Blue Floyd. “Era un grupo de versiones” admite Ford “pero acabó siendo un grupo muy potente, Allen Woody era un tio genial”.
Después de abandonar The Black Crowes, Ford escribió las canciones que acabarían convirtiéndose en su primer álbum en solitario en 2002, It’s About Time, un disco elaborado, que mostraba al mundo la profundidad y diversidad de un cantautor orgánico en el que brilla la influencia de pioneros del country-rock como Neil Young y The Band. En el disco hay muchos amigos de Ford como Allen Woody y Matt Abts de Gov’t Mule, Gary Louris de los Jayhawks, el guitarrista de Lenny Kravitz, Craig Ross y Ben Harper entre otros. Marc Ford acabó siendo el guitarra solista de la banda de Harper, los Innocent Criminals, para su gira mundial de 2003. Salió tan bien que pronto Marc estaba en el estudio grabando con Harper y los Blind Boys of Alabama en el proyecto de gospel blues There Will Be a Light. El disco recibió un Grammy en 2005 como major disco de gospel tradicional, además de un premio de la NAACP, una ironía que no pasó desapercibida para Ford. “No demasiados blancos tienen uno de esos!” dice orgulloso.
El siguiente acontecimiento cogió desprevenidos tanto a Ford como a sus fans. “Era algo que ni siquiera rondaba mi cabeza”, “Tuvimos una reunión en la que se dijeron las cosas apropiadas, y nos pedimos perdón. Su música siempre fue fantástica, así que pensé, ¿por qué no? Si no sale bien pues nada, pero si lo hace, entonces sería GENIAL!”. Y así se produjo la reunión de The Black Crowes. El consiguiente tour en 2005 supuso un retorno triunfal para la banda y las 5 noches seguidas en el Fillmore de San Francisco fueron grabadas y editadas como el primer DVD en directo del grupo, Freak n’ Roll... Into the Fog. El problema es que con las incesantes giras Marc Ford se dio cuenta que estaba poniendo en peligro su abstinencia con el alcohol, un problema recurrente toda su carrera. Y, como en los sueños, al final uno se acaba despertando, y Ford dio su último concierto con los Black Crowes en el verano de 2006.
Con la mente limpia y el cuerpo intacto, Ford reclutó a sus antiguos compañeros de Burning Tree, Mark “Muddy” Dutton y Doni Gray para empezar a trabajar Weary and Wired, la esperada continuación de It’s about time. Mientras que su primer álbum se centraba más en su faceta de cantautor, Weary and Wired le confirma como uno de los más importantes guitarristas de rock'n'roll, por si alguien lo había olvidado. El disco es más rockero y duro que los Black Crowes, los aires country de It’s About Time han desaparecido, y definitivamente Marc suena más wired que weary. “El disco tiene ese aroma de banda tocando en una sala, que es exactamente como se grabó la mayor parte del disco” añade.
“He estado sobrio bastante tiempo y estoy volcado en tocar, totalmente concentrado y más fuerte que nunca” dice Ford. “No hace mucho llegué a la conclusión de que toda mi identidad está ligada a ser guitarrista, así que mi identidad se sacudió con los conciertos que conseguí. Finalmente me di cuenta de que no tengo que tocar si no me apetece, así tocar no me limita y me hace esclavo, es solo algo que me gusta hacer. Puedo coger esa energía que dedico a la música y dedicarla a lo que quiera.
Parte de esa energía la concentró en producir, otro de los talentos por los que se está haciendo conocido rápidamente. Acaba de producir los nuevos trabajos de Pawnshop Kings y Ryan Bingham, y tiene una larga lista de espera por si se decide a pasar más tiempo tras los controles. Por suerte para sus fans, este año toda su energía está concentrada en Weary and Wired.
Al final, Ford vuelve a un tema recurrente en nuestras conversaciones. “Yo no hago rock. Es rock and roll”, aclara. “El roll es donde está el blues, el gospel, el swing. Es el alma”.
Llámalo como quieras, es definitivamente Marc Ford.
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