¿Progreso para quién? Tecnología, poder y el futuro de la música
«El progreso no es neutral. Es una decisión colectiva.»
— Power and Progress, Daron Acemoglu & Simon Johnson
En una época donde la inteligencia artificial compone canciones, las plataformas deciden qué escuchamos y los algoritmos moldean el éxito, es hora de hacernos una pregunta incómoda:
¿A quién está beneficiando realmente el progreso tecnológico en la industria de la música?
El libro “Power and Progress: Our Thousand-Year Struggle Over Technology and Prosperity” no habla específicamente de música, pero su mensaje resuena como un eco potente en nuestros escenarios, estudios y oficinas de producción. Porque lo que está en juego no es solo el futuro del sonido, sino quién tiene el poder de decidirlo.
¿Progreso… o concentración de poder?
Acemoglu y Johnson lo dejan claro: la historia está llena de avances tecnológicos que, en lugar de democratizar el bienestar, reforzaron el poder de las élites. ¿Nos suena?
Hoy, unos pocos gigantes tecnológicos concentran catálogos globales, datos de usuarios y canales de promoción. Plataformas como Spotify, YouTube o TikTok controlan la visibilidad, la monetización y hasta el propio contenido. El algoritmo manda, y muchos artistas independientes apenas sobreviven con centavos por stream.
Mientras tanto, la IA promete más productividad, pero también más dependencia: compositores virtuales, asistentes de mezcla, distribución automática… ¿Y si estamos creando un ecosistema donde la creatividad humana pasa a segundo plano?
Los retos de la música en la era digital
Según Power and Progress, el problema no es la tecnología en sí, sino quién decide cómo se aplica. En el caso de la música, los principales desafíos son:
Sustitución vs potenciación: ¿Usamos la IA para eliminar puestos (composición, booking, gestión de giras) o para hacer más fácil y sostenible la carrera artística?
Desigualdad de ingresos: El 1% de los artistas genera el 90% de los ingresos en plataformas digitales. ¿Es esta una industria inclusiva o una pirámide insostenible?
Falta de gobernanza cultural: La música se ha convertido en un producto algorítmico, sin una institucionalidad que vele por la diversidad, el talento local o el desarrollo sostenible.
Dependencia tecnológica sin control: Cada nuevo “progreso” (NFTs, IA, streaming, automatización) parece alejar más el control del artista y acercarlo a los inversores.
Hacia una industria musical más justa (y posible)
Pero no todo está perdido. Al contrario. Power and Progress no es un libro pesimista, sino una llamada a la acción: el futuro es moldeable si asumimos responsabilidades colectivas.
Desde la industria musical, estas son algunas ideas que podemos aplicar:
✅ Desarrollar tecnología con propósito
Incentivar herramientas que potencien al artista, no que lo sustituyan. Por ejemplo, CRMs musicales, automatización ética de bookings o asistentes creativos que ayuden en lugar de reemplazar.
✅ Regular con inteligencia
Necesitamos marcos normativos que aseguren una remuneración justa en el streaming, transparencia en los algoritmos y derechos digitales para los creadores.
✅ Fortalecer lo colectivo
Cooperativas de músicos, sindicatos digitales, sellos independientes colaborativos. Cuanto más organizados estemos, más influencia tendremos en cómo se diseña el futuro.
✅ Educar para el nuevo ecosistema
Formación en tecnología, marketing digital, propiedad intelectual. No basta con talento musical: necesitamos artistas preparados para navegar (y negociar) con el nuevo poder.
✅ Crear nuevas instituciones culturales
¿Por qué no imaginar una Agencia Pública de Tecnología para la Música, que investigue, promueva buenas prácticas y garantice la diversidad cultural frente al monocultivo algorítmico?
Conclusiones que llegamos: elegimos cada vez que decidimos
La historia de la música siempre ha sido una lucha entre poder y creatividad. Entre quienes quieren controlar los medios de producción cultural y quienes solo quieren expresarse, conectar y vivir dignamente de su arte.
El mensaje de Power and Progress es claro: la tecnología no es destino, es dirección. Y nosotros —como industria, como comunidad, como sociedad— tenemos el poder de elegir hacia dónde vamos.
“Power and Progress: Our Thousand-Year Struggle Over Technology and Prosperity” (2023) es un libro escrito por los economistas Daron Acemoglu y Simon Johnson. Su tesis central desafía la noción dominante de que el progreso tecnológico conduce automáticamente al bienestar general. A continuación, os dejamos un resumen detallado dividido por ideas clave, ejemplos históricos, y propuestas actuales.
Idea Central
El progreso tecnológico no garantiza una mejora en la calidad de vida para todos. A lo largo de la historia, las innovaciones han beneficiado desproporcionadamente a las élites, a menos que existan mecanismos institucionales, sociales y políticos que orienten la tecnología hacia el bien común.
Principales argumentos
1. El “determinismo tecnológico” es un mito
Los autores cuestionan la idea de que la tecnología sigue un camino neutral y predestinado. En su lugar, argumentan que las decisiones sociales y políticas determinan qué tecnologías se desarrollan y cómo se aplican.
Ejemplo: Durante la Revolución Industrial, las fábricas y máquinas aumentaron la producción, pero durante décadas, los salarios de los trabajadores no crecieron, porque la tecnología se usó principalmente para aumentar las ganancias de los propietarios, no para mejorar el bienestar general.
2. La tecnología puede aumentar la desigualdad
A menudo, las innovaciones se utilizan para reemplazar trabajadores, reducir salarios o aumentar el control empresarial, lo que concentra la riqueza.
Ejemplo actual: En el desarrollo de la inteligencia artificial, muchas empresas priorizan tecnologías que sustituyen el trabajo humano (como call centers automatizados), en lugar de aquellas que podrían empoderar a los trabajadores (como IA colaborativa o sistemas que mejoran la productividad sin eliminar empleos).
3. El progreso compartido es una elección, no una consecuencia
Cuando hay democracia robusta, participación cívica y regulaciones adecuadas, la tecnología puede beneficiar a más sectores de la sociedad.
Ejemplo: La expansión del acceso a la educación pública y las políticas del New Deal en EE.UU. ayudaron a distribuir los beneficios del crecimiento económico del siglo XX.
Ejemplos históricos analizados
- Edad Media: Innovaciones como el molino de agua aumentaron la productividad, pero se utilizaron para fortalecer el poder feudal, no para reducir la pobreza.
- Revolución Industrial: Aumentó enormemente la producción, pero al principio benefició sólo a los capitalistas. El bienestar general tardó casi un siglo en mejorar sustancialmente.
- Era digital: Las big tech han generado una acumulación sin precedentes de poder y datos, mientras muchas poblaciones ven estancados sus salarios y pierden derechos laborales.
Propuestas y soluciones de los autores
- Rediseñar los incentivos para la innovación
- Fomentar tecnologías que complementen el trabajo humano, no que lo reemplacen.
- Reformar las políticas de patentes y subsidios para premiar innovaciones socialmente útiles.
- Fomentar tecnologías que complementen el trabajo humano, no que lo reemplacen.
- Reforzar la democracia y la participación ciudadana
- Evitar que las grandes empresas tecnológicas dicten unilateralmente el rumbo del desarrollo tecnológico.
- Evitar que las grandes empresas tecnológicas dicten unilateralmente el rumbo del desarrollo tecnológico.
- Crear nuevas instituciones públicas
- Como una “agencia de tecnología pública” que supervise el desarrollo y despliegue ético de tecnologías como la IA.
- Como una “agencia de tecnología pública” que supervise el desarrollo y despliegue ético de tecnologías como la IA.
- Educación y capacitación
- Preparar a los ciudadanos para un mundo donde la tecnología evoluciona rápidamente, evitando que grandes sectores queden marginados.
- Preparar a los ciudadanos para un mundo donde la tecnología evoluciona rápidamente, evitando que grandes sectores queden marginados.
Conclusión
Power and Progress no es un manifiesto anti-tecnológico, sino una advertencia y una guía: el progreso no es inevitablemente inclusivo. Para lograr que los avances tecnológicos beneficien a todos, no basta con innovar; hay que decidir deliberadamente cómo y para quién se innova. La dirección del progreso es una elección colectiva, no una consecuencia natural.
Jose Luis Quirós
Recent Comments
Most Viewed
Latest Articles
Categories
- Análisis de datos (5)
- Biblioteca – Libros (1)
- Gestión (4)
- Inteligencia artificial (1)
- Ticketing (1)

